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viernes, 19 de abril de 2024 19:18h.

EL "USUARIO ARREPENTIDO"

Foto Mauricio Silvera chica

"Pasando al fondo que hay lugar" (por Mauricio Silvera)

La guerra entre UBER y los taxistas da para todo…

Entre propuestas de regulación y de sanción, apareció la idea de un Diputado: pagar a quienes “se arrepientan” de haber solicitado los servicios de una empresa no regulada. Para ello, deben, a la mitad del viaje, llamar a las autoridades para denunciar la situación (si es con tono de culpa mejor) y serán recompensados con nada más y nada menos que ¡¡150.000 pesos!!

Obviamente que esta idea generó todo tipo de reacciones, pero no quiero detenerme en eso, sino en el concepto que encierra, llevándolo a todas las relaciones de consumo. Muchos dirán que es gracias a UBER, otros que gracias a las asociaciones de defensa del consumidor, o tal vez un cambio de paradigma que por fin está llegando al país. Pero lo cierto es que es la primera vez que se habla de “premiar” a quien denuncia algo irregular en un servicio que contrató.

En otros países, es hasta obligatorio por ley, que las empresas deban reparar y compensar los perjuicios que hayan causado a sus consumidores y consumidoras. Algunas en Uruguay lo hacen (justamente porque fueron compradas por empresas extranjeras que están acostumbradas a estas prácticas). ¿Se imaginan si todas lo hicieran? ¿Hay que hacer una ley para eso? ¿No puede salir de las propias empresas esta iniciativa?

Todos los días aparecen “usuarios arrepentidos”: los que compraron un celular que se rompió a los pocos días y la garantía y repuestos disponibles no aparecen, los que pagan por un servicio de transporte y no reciben el trato y las condiciones de viaje mínimas, los que eligieron a una mutualista y están rehenes del “corralito mutual”, recibiendo demoras y malos diagnósticos, etcétera, etcétera.

Miles y miles de “usuarios arrepentidos”, que muchas veces ven como las empresas tienen más poder que ellos y que parece que lo único que pueden hacer es respirar hondo y seguir aguantando… Muchos que no tienen el dinero para pagarse a un abogado o el conocimiento de sus derechos y cómo y en dónde denunciar los abusos de las empresas.

Falta información, faltan herramientas, falta voluntad para vencer al sistema establecido. A todo nivel, hasta en lo político… ¿O acaso no hay miles de “votantes arrepentidos” también? ¿Se imaginan si le pagaran a cada uno? Es interesante como se ha criticado la “falta de democracia” de algunos países, los cuales permiten algo que aquí ningún partido se anima a proponer: un referéndum a la mitad de un período de gobierno, para remover de su cargo a aquellos que no cumplieron con las expectativas de la ciudadanía. Hasta en este punto nuestros derechos se ven limitados.

¡Ah sí, señor Diputado! Si vamos a hablar de “usuarios  arrepentidos”, hablemos de todos los usuarios, de todas las relaciones de consumo, de todos los privilegios. De que se cumpla con la ley de Defensa del Consumidor, que se destinen los recursos necesarios para que sea conocida, utilizada y defendida, que no quede ninguna situación sin atender.

Necesitamos consumidores y consumidoras que se animen a reclamar, no porque les paguen, sino porque es su derecho y el Estado va a estar en su defensa. En todas las relaciones de consumo, todos los días, con todas las empresas.

Y si hay recursos para pagar a los “usuarios arrepentidos”… no le afloje Diputado, siga adelante con la idea, que desde ya cuenta con mi apoyo y mi voto.

Me bajo en la que viene, nos vemos en el siguiente viaje.